Los movimientos sociales juveniles se encuentran en transformación, articulando nuevas fórmulas de protestas sociales pacíficas con la intención de influir en la agenda política a corto y medio plazo. Los jóvenes protestan contra el sometimiento de la política y la sociedad a los dictados del mercado y de la economía neoliberal, que están suponiendo una pérdida de derechos democráticos y sociales que lastran su futuro. Muchos jóvenes se han acercado al movimiento de los indignados y del 15-M, que se perfila como una especie de regeneracionismo comunitarista, asambleario y popular que trata de representar una ciudadanía "auténtica", con intereses generales unificados y radicalmente diferentes a los que tienen los poderes financieros y políticos sumisos.
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