La apertura del museo a directores de cine es una práctica expositiva que, aunque ya tiene su recorrido, pone de manifiesto la consideración de la imagen en movimiento como objeto artístico. No se trata tanto de autores plásticos que trabajan con el audiovisual como de cineastas que exponen su obra en centros de arte. El caso de José Luis Guerín, a través de la muestra La dama de Corinto (Museo Esteban Vicente, Segovia, 2010), es notorio desde el momento en que no solo ha organizado un espacio que entronca los orígenes de la imagen con el cine, sino que ha realizado Dos cartas a Ana, encargo en forma de película que funciona como extensión y complemento a la propia exposición.
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