Aunque Karl Jaspers afirmó en su Psicopatología general que la génesis de un delirio es incomprensible tanto empática como racionalmente, millones de espectadores de todo el mundo y multitud de críticos parecen haber comprendido de ambas maneras la génesis del caso de síndrome de Cotard que aparece al final de la película El sexto sentido (1999). Sin embargo, en el presente artículo mostraré que la posibilidad de comprender racional y empáticamente la génesis de este caso no es real, sino meramente ilusoria.
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