Hubo un tiempo en que el pueblo Patapon tenía motivos para el orgullo. Guiados por el tambor del Ser Supremo, nada se interponía en su búsqueda del confín de la tierra. Hoy, abandonados por su Dios y al borde del agotamietno, arrastran un periodo de decadencia que está a punto de llegar a su fin.
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