El núcleo central de este capítulo es estudiar los métodos de control de la Hacienda pública en el Bajo Imperio Romano. El ejercicio de la actividad financiera en esta época estuvo sujeto a diversos sistemas de control, unos de naturaleza administrativa y otros de carácter judicial. El control administrativo se llevó a cabo por muy diferentes y diversas instituciones y agentes. Este control respondía a una rígida estructura jerárquica, en cuya cúspide se encontraba el prefecto del pretorio, los vicarios y gobernadores de provincias. El control judicial se ejercía sobre los funcionarios y agentes fiscales que manejaban fondos públicos, los cuales podían incurrir en los delitos de ambitus, repetundae pecunia, concussio, falsus, peculatus, residuae pecuniae o vis publica.
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