Las fallas, en su origen, ya pretendían lograr una mejora en las condiciones laborales en las carpinterías de Valencia al utilizar el día de su patrón para deshacerse de lo malo (residuos no útiles) y empezar su actividad el día siguiente con materiales renovados. Varios siglos después, se ha producido una evolución que ha cambiado las formas y los procesos de construcción de los monumentos; pero no ha modificado la razón de ser de las fiestas josefinas que, aún hoy, continúan reivindicando una mejora de la sociedad, haciendo simbólicamente desaparecer los aspectos más turbios representados en la falla. El presente artículo trata de destacar algunos riesgos, medidas y legislación en el sector con la intención de que la evolución de la fiesta no pervierta aquel mítico espíritu. Sin embargo, perseverar en implantar estos puntos anteriormente mencionados requiere un compromiso común entre los eslabones de la empresa y su servicio de prevención.
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