La nueva Ley Reguladora de la Jurisdicción Social destaca como una de sus novedades el impulso de la mediación como medida de agilización de la jurisdicción social. El autor analiza la articulación procesal de la mediación, su definición, la clave de su éxito y las implicaciones que se derivan de su institucionalización, recordando que su posible utilización como medio de disposición del objeto del proceso no es, en sí misma, una novedad, sino un recordatorio de la libertad de las partes para negociar.
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