Los problemas de hambre, pobreza e ignorancia son enemigos del ecosistema global. Por tanto las soluciones a los mismos no deben ser sólo por razones de orden ecológico, sino ante todo humanitarias. No basta la ecología para asumir responsabilidades sobre el ambiente, sino que es preciso considerar aspectos bióticos, sociales, económicos y de justicia de cara al ecosistema, y adoptar conductas políticas frente al problema global existente. Es ineludible conocer la ontología del ser humano para poder construir una verdadera ética ecológica, sin caer en los extremos antropocéntricos y biocéntricos. En este ensayo se analiza la posición del ser humano como sujeto moral de la ética ecológica. Concluyendo que el ser humano tiene dos facultades que lo hacen sustancialmente diferente a los demás entes: a) La inteligencia cuyo objeto es buscar siempre la verdad objetiva y b) La voluntad que le da la capacidad de ser libre, responsable en su actuar y capacidad de amar. Estas facultades son las que cataloga a la especie humana como agente moral. El hombre con su trabajo responsablemente bien hecho ennoblece el ambiente.
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