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Resumen de Campos dunares de Asturias, Cantabria y País Vasco

Germán Santos Flor Rodríguez, Patricio Martínez Cedrún, Germán Flor Blanco

  • La costa cantábrica se alinea en dirección general E-W, pero con tramos del perl ligeramente cóncavos y convexos, más agudos en la región del cabo de Peñas y en algunos casos, como el sector vasco, adaptándose a la estructuración de los materiales mesoterciarios, el denominado “Arco Vasco” (Flor, 1987). En algunos segmentos, como los comprendidos entre la punta de cabo Peñas y Aboño, de la punta del Olivo al estuario de Villaviciosa, cabo Lastres-playa de la Griega y desde cabo Ajo al límite con Vizcaya, el perl costero toma una dirección más rectilínea NW-SE, probablemente relacionado con una adaptación a fracturas tardihercínicas rejugadas en el alpídico. La cordillera Cantábrica, que se disipa hacia Galicia en la sierra de Los Ancares, es el apéndice occidental de la cadena Pirenaica (Fig. 1), de manera que la falla Norpirenaica, situada al pie del talud continental, condiciona parcialmente la tendencia rectilínea más general a gran escala de esta costa. Por su parte, durante la orogenia Alpina, las numerosas fases de estabilización tectónica han favorecido la generación de varias supercies de erosión continental y, en las últimas etapas, probablemente desde el Mioceno Superior-Plioceno, como plataformas de abrasión marina (rasas), en todos los casos con escasos depósitos de recubrimiento (Flor & Peón, 2004). Predominan los tramos rocosos acantilados, algunos especialmente abruptos entre los que se abren numerosas ensenadas con depósitos de playas (playas entre promontorios o “beach pockets”) y estuarios estrechos y alargados de dimensiones sumamente variables, que sirven igualmente para la formación de barreras arenosas y la culminación, en ambos ambientes y en numerosos casos, de sendos campos dunares


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