El parque de Ibirapuera tiene una identidad muy particular. Analizando su fisonomía y conociendo las vicisitudes que han llevado a su estado actual, podemos descubrir las líneas ocultas de su personalidad. ¿Podemos hablar de un proyecto fracasado o de un sueño que ha tenido vida propia? Un sueño de convivencia entre naturaleza y arquitectura, donde se encuentran esos espacios vacíos, aparentemente sin ser el proyecto construido, pero cargados de una enorme complejidad y fantasía. ¿Se puede soñar que la arquitectura en el paisaje se convierta en una música donde se hace preciso la poética de sus silencios entre notas, del vacío de sus espacios?
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