España es uno de los países de la Unión Europea que tiene las tasas más altas de pobreza infantil. Estas tasas no se han reducido desde hace diez años, adquiriendo un carácter estructural durante el primer decenio del siglo XXI, uno de los períodos de mayor prosperidad de la historia de España. Esto significa que erradicar la pobreza infantil en España es un asunto de voluntad política, que exigirá poner en marcha soluciones encaminadas a la aplicación de transferencias sociales y medidas redistritutivas adecuadas.
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