En términos generales la actividad laboral femenina ha experimentado un aumento considerable, dirigida especialmente a la ocupación en los servicios. Un análisis pormenorizado de este hecho revela algunas peculiaridades: la creciente permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo en los grupos de edad superiores a los 24 años; la doble segmentación de la mano de obra en función del género y del nivel de formación; la persistencia de la tradicional feminización de subsectores intensivos en mano de obra y una presencia mayor que la masculina en trabajos precarios
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