Este escrito se apoya en la idea de Valsiner (1989) que el método sea subordinado al objeto de estudio. Éste y la forma en cómo se define onto y epistémicamente condicionan fuertemente el tipo de método a usar. Si uno asume la perspectiva de la psicología cultural (Shweder, 1990), uno tendría que someterse a las interpretaciones que las personas hacen de sus propios comportamientos y que se basan en valores, normas, creencias y preferencias. Luego entonces, por más que se usen métodos estadísticos, la significación es personal y social. La significación estadística no es sino un índice o tendencia de grandes poblaciones pero eso sólo es parte del asunto. El sentido personal sólo se desvela mediante la propia interpretación del sujeto y se accede a ella, entrando en comunicación con él. Es el sujeto, que en diálogo con el investigador, co-construye el sentido y el significado. Pero éstos pueden ser re-construidos y replicados. Esa es la posibilidad de la psicología de la segunda persona (Rommetveit, 2003). Se recurre a la dialéctica y a la dialógica para formular la naturaleza histórica de los procesos humanos. Actualmente se recurre a la matemática cualitativa para simular los procesos humanos (Fogel et al., 2006), queriendo captar ese doble juego del sujeto como sujetado y como determinante de su propio comportamiento
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