Presentamos el caso de un varón de 68 años que ingresó por emergencia hipertensiva con deterioro de la función renal y necesidad de hemodiálisis, junto con síndrome nefrótico. El fondo de ojo mostró retinopatía hipertensiva grado III y en la biopsia renal se observó una glomerulonefritis membranosa con los signos de la hipertensión arterial maligna. Se pautó tratamiento inmunosupresor e hipotensor, con mejoría importante de la clínica.
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