El paludismo es una de las principales causas de mortalidad de los niños en África al sur del Sahara. Ahora bien, la lucha contra esta enfermedad es compleja – con el desarrollo de resistencias de los parásitos a los tratamientos administrados – y la falta de datos demográficos y sanitarios en los países más afectados impide su evaluación. Los centros de seguimiento demográfico permiten medir los niveles y tendencias de la mortalidad y de las causas de muertes. Los datos que proporcionan presentan sin embargo límites, sobre todo en el caso del paludismo. En Senegal, el centro de Mlomp permite aparejar las informaciones recogidas ante los habitantes con las de las instituciones sanitarias locales y por lo tanto estudiar con precisión la mortalidad palúdica. Esta, muy reducida al final de los años 1980, ha aumentado a raíz del desarrollo de una resistencia del Plasmodium falciparum a la cloroquina, el tratamiento corrientemente utilizado y hasta la fecha eficaz. La introducción de nuevos tratamientos a principios de los años 2000 ha permitido efectivamente reducir la mortalidad palúdica diagnosticada pero la adopción de una definición amplia de las muertes debido al paludismo muestra que representaría todavía una proporción importante de la mortalidad.
Le paludisme est l’une des principales causes de mortalité des enfants en Afrique au sud du Sahara. Or, la lutte contre cette maladie est complexe – avec le développement de résistances des parasites aux traitements administrés – et le manque de données démographiques et sanitaires dans les pays les plus touchés empêche son évaluation. Les sites de suivi démographique permettent de mesurer les niveaux et tendances de la mortalité et des causes de décès. Les données qu’ils fournissent présentent toutefois des limites, surtout dans le cas du paludisme. Au Sénégal, le site de Mlomp permet de coupler les informations collectées auprès des habitants avec celles des institutions sanitaires locales, et donc d’étudier précisément la mortalité palustre. Celle-ci, très faible à la fin des années 1980, a augmenté suite au développement d’une résistance du Plasmodium falciparum à la chloroquine, le traitement couramment utilisé et jusque-là efficace. L’introduction de nouveaux traitements au début des années 2000 a bien permis de réduire la mortalité palustre diagnostiquée mais l’adoption d’une définition large des décès attribuables au paludisme montre qu’elle représenterait encore une part importante de la mortalité.
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