En este artículo se revisan, desde una perspectiva jurídico-legal las diversas modalidades en que una empresa española puede operar en el mercado ruso, desde la más sencilla (en términos relativos), que es la exportación, hacia formas que suponen gradualmente una mayor imbricación en el mercado: apertura de oficina de representación y constitución de una empresa. Se destacan, asimismo, una serie de dificultades prácticas en aspectos como registro o permisos de residencia, si bien recientemente se han adoptado algunas medidas para facilitar la tramitación.
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