El cólico renal es la manifestación clínica más habitual de la presencia en el organismo de un cálculo renoureteral. Es un dolor agudo e intenso de tipo paroxístico. Desde la región costolumbar del lado afecto se dirige de forma descendente hacia la zona ilíaca e inguino-genital. Puede ir acompañado de clínica miccional (hematuria, polaquiuria, escozor miccional y disuria) si el cálculo uretral está próximo a la vejiga. Se suele acompañar de síntomas vegetativos (naúseas, vómitos, plenitud abdominal, meteorismo intestinal, palidez, sudoración fría) , irritación local y defensa abdominal localizada. Se une un componente de ansiedad (angustia, agitación y terror a una nueva crisis).
La evolución natural de un cólico renal es la eliminación a través de la orina de un cálculo. En ocasiones puede complicarse, bien por dolor persistente, por fiebre o por falta de emisión de orina. El cólico renal séptico puede llevar a un shock séptico-endotóxico y acabar con la vida del paciente. La falta de emisión de orina (en monorreasias, litiasis bilateral...) puede ocasionar el deterioro progresivo de la función renal. Son situaciones complejas que precisan de una atención urológica especializada.
Un cólico renal puede ser una circunstancia aislada y única en la vida de una persona, pero también puede ser un proceso recurrente. Tiene gran morbilidad, ocasiona gran número de consultas médicas e ingresos hospitalarios, elevado coste sanitario y farmacológico, así como importante repercusión personal y sociolaboral.
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