El estudio de la obra del jesuita chileno Juan Ignacio Molina (1740-1829), especialmente desde la historiografía chilena, ha acusado una importante miopía crítica respecto del naturalista que constantemente ha sido considerado, con bastante ligereza, como el �primer científico chileno�. La importancia fundamental del exilio como vocación científica, las controversias europeas sobre el Nuevo Mundo y las condiciones institucionales y mecanismos políticos que permitieron el desarrollo del conocimiento científico a fines del siglo XVIII son elementos que no han sido integrados en el análisis de la obra del naturalista chileno quien llegó a integrar la Accademia delle Scienze di Bologna. Por tanto, la propuesta de análisis histórico de este artículo busca romper con la historiografía apologética para presentar la obra y la figura del jesuita chileno en un contexto histórico amplio y que, en un intento de entregar respuestas alternativas, muestra parte de los problemas políticos y epistemológicos que influyeron en la elaboración del pensamiento científico del naturalista chileno.
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