Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Italy�s atlanticism between foreign and internal politics

  • Autores: Massimo De Leonardis
  • Localización: UNISCI Discussion Papers, ISSN-e 1696-2206, Nº. 25, 2011, 23 págs.
  • Idioma: inglés
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      A pesar de tratarse de un país derrotado en la Segunda Guerra Mundial, Italia fue un miembro fundador de la Alianza Atlántica, porque los EEUU valoraban su importancia estratégica y deseaban preservar su estabilidad estratégica. Después de 1955 Italia intentó abogar por un papel de la Alianza en Oriente Próximo y en la África Mediterránea, para lo cual la Crisis de Suez le proporcionó la oportunidad tanto de forjar unos lazos más próximos con los EEUU como mostrarse como un país progresista y amigo de los países árabes en el Mediterráneo, donde intentó ser un protagonista del así llamado neo-Atlantismo. Tal conexión con Washington resultaba igualmente instrumental para contrarrestar las ambiciones del General De Gaulle de establecer un directorio Anglo-Francés. Los principales asuntos en la Política Atlántica italiana en los primeros años de las coaliciones de �centro-izquierda� entre 1962 y 1968, eran la retirada de los misiles Júpiter de Italia como resultado de la Crisis de Cuba, la política francesa hacia la OTAN y la CEE, la Fuerza (nuclear) Multilateral (MLF) y la revisión de la estrategia de la Alianza desde la doctrina de la �Represalia Masiva� hacia la de �Respuesta Flexible�. En todos estos asuntos el gobierno estuvo en consonancia con los EEUU. Tras el periodo a finales de los años 60 y principios de los 70 cuando la inestabilidad política, el terrorismo y la elevada inflación dañaron el rol italiano en la escena internacional, al decisión de 1979 de aceptar los Euromisiles fue un hito en la historia de la participación italiana en la OTAN. Tras la Guerra Fría, el Atlantismo emergió con mayor fuerza que nunca y en los últimos 15 años la participación de las Fuerzas Armadas Italianas en misiones militares en el extranjero se ha convertido en un factor esencial en el refuerzo del estatus internacional de Italia. Por ejemplo dos almirantes italianos han sido elegidos en el Comité Militar de la OTAN, en 1999 y en el 2008. No hay duda que durante la Guerra Fría la importancia del Atlantismo era esencial: Italia presumía de su amistad con los EEUU, deseando así obtener ventajas de ello. Los gobiernos italianos valoraban no solo su propósito militar, sino también su importancia para la estabilidad política interna. A pesar de todos sus límites y considerando tanto los aspectos estrictamente militares como los políticos, Italia, más que cualquier otro de los aliados del Mediterráneo, era un pilar seguro de la OTAN.A pesar de tratarse de un país derrotado en la Segunda Guerra Mundial, Italia fue un miembro fundador de la Alianza Atlántica, porque los EEUU valoraban su importancia estratégica y deseaban preservar su estabilidad estratégica. Después de 1955 Italia intentó abogar por un papel de la Alianza en Oriente Próximo y en la África Mediterránea, para lo cual la Crisis de Suez le proporcionó la oportunidad tanto de forjar unos lazos más próximos con los EEUU como mostrarse como un país progresista y amigo de los países árabes en el Mediterráneo, donde intentó ser un protagonista del así llamado neo-Atlantismo. Tal conexión con Washington resultaba igualmente instrumental para contrarrestar las ambiciones del General De Gaulle de establecer un directorio Anglo-Francés. Los principales asuntos en la Política Atlántica italiana en los primeros años de las coaliciones de �centro-izquierda� entre 1962 y 1968, eran la retirada de los misiles Júpiter de Italia como resultado de la Crisis de Cuba, la política francesa hacia la OTAN y la CEE, la Fuerza (nuclear) Multilateral (MLF) y la revisión de la estrategia de la Alianza desde la doctrina de la �Represalia Masiva� hacia la de �Respuesta Flexible�. En todos estos asuntos el gobierno estuvo en consonancia con los EEUU. Tras el periodo a finales de los años 60 y principios de los 70 cuando la inestabilidad política, el terrorismo y la elevada inflación dañaron el rol italiano en la escena internacional, al decisión de 1979 de aceptar los Euromisiles fue un hito en la historia de la participación italiana en la OTAN. Tras la Guerra Fría, el Atlantismo emergió con mayor fuerza que nunca y en los últimos 15 años la participación de las Fuerzas Armadas Italianas en misiones militares en el extranjero se ha convertido en un factor esencial en el refuerzo del estatus internacional de Italia. Por ejemplo dos almirantes italianos han sido elegidos en el Comité Militar de la OTAN, en 1999 y en el 2008. No hay duda que durante la Guerra Fría la importancia del Atlantismo era esencial: Italia presumía de su amistad con los EEUU, deseando así obtener ventajas de ello. Los gobiernos italianos valoraban no solo su propósito militar, sino también su importancia para la estabilidad política interna. A pesar de todos sus límites y considerando tanto los aspectos estrictamente militares como los políticos, Italia, más que cualquier otro de los aliados del Mediterráneo, era un pilar seguro de la OTAN.

    • English

      In spite of being a defeated country in the Second World War, Italy was a founding member of the Atlantic Alliance, because the USA highly valued her strategic importance and wished to assure her political stability.

      After 1955, Italy tried to advocate the Alliance�s role in the Near East and in Mediterranean Africa. The Suez crisis offered Italy the opportunity to forge closer ties with Washington at the same time appearing progressive and friendly to the Arabs in the Mediterranean, where she tried to be a protagonist vis a vis the so called neo- Atlanticism. This link with Washington was also instrumental to neutralize General De Gaulle�s ambitions of an Anglo-French-American directorate. The main issues of Italy�s Atlantic policy in the first years of �centre-left� coalitions, between 1962 and 1968, were the removal of the Jupiter missiles from Italy as a result of the Cuban missile crisis, French policy towards NATO and the EEC, Multilateral [nuclear] Force [MLF] and the revision of the Alliance� strategy from �massive retaliation� to �flexible response�. On all these issues the Italian government was consonant with the United States. After the period of the late Sixties and Seventies when political instability, terrorism and high inflation undermined the Italian role in international relations, the decision in 1979 to accept the Euromissiles was a landmark in the history of Italian participation to NATO.

      After the Cold War, Atlanticism emerged stronger than ever and in the last 15 years the participation of the Italian Armed Forces to military missions abroad has been a primary factor in enhancing the Italian status in international relations. For example two Italian Admirals have been elected Chairmen of NATO Military Committee, in 1999 and in 2008. There is no doubt that during the Cold War the importance of Atlanticism was paramount, as Italy boasted her friendship with the United States, hoping to obtain advantages from it. Italian governments valued the Atlantic Alliance not only for its fundamental military purpose, but also for its importance for the internal political stability. In spite of all her limits and considering both the strictly military and the political aspects, Italy more than other Mediterranean allies, was a sure pillar of NATO.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus

Opciones de compartir

Opciones de entorno