Analizar la situación del cuerpo y las concepciones sobre el desarrollo motor, así como los conceptos de habilidad motriz, tarea motriz y practica motriz, nos situaran en mejor posición para conocer mejor el papel de la educación física en edades de 0 a 6 años.
Aprender sugiere que existe un cambio. Este cambio tiene lugar en la habilidad de uno para conocer algo, percibir algo o hacer algo, y el propio término aprender sugiere también que cualquiera que sea el cambio habido, no es debido a la casualidad. Por el contrario, a mayor aprendizaje la acción será más estable y predecible. En consecuencia, para ir mejorando es necesaria la práctica, especialmente una buena práctica.
Las investigaciones realizadas en el área del desarrollo infantil y hasta cierto punto con el proceso continuado del desarrollo de las habilidades, han aportado pruebas de que los fenómenos del crecimiento físico se manifiestan en modelos evidentes de comportamiento, estos muestran un desarrollo progresivo que parten de la cabeza a través del tronco siguiendo una dirección céfalo-coxal y de ahí continua hacia las extremidades; de lo global a la individualización de las partes, resultando una integración final de las partes en el conjunto. Se asume que el desarrollo del comportamiento motor es gobernado por las mismas leyes que controlan el crecimiento físico. A partir de aquí se puede esperar en los actos motores que el grado de habilidad para cualquier etapa del proceso de desarrollo dependerá de un mínimo de coordinación neuromuscular para la ejecución de dichos actos. La progresión hacia niveles mas altos de ejecución de actividades motrices se conseguirá a través de practica y la intervención educativa, existiendo una relación directa entre el grado de maduración alcanzado con el control, dominio y coordinación de la actividad.
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