Aunque considerada durante años como una consecuencia natural del envejecimiento, sabemos hoy que la incontinencia de orina es un problema que afecta a mujeres de toda edad, si bien la gravedad y los mecanismos que la determinan cambian de unas a otras (Figura 1). Afecta a un rango de 15-50% de las mujeres adultas, dependiendo la prevalencia de la edad y de los factores de riesgo de la población considerada. Sin embargo, y aunque las cosas van lentamente cambiando en este terreno, sólo un porcentaje, probablemente inferior a la mitad, de la que presentan el problema llega a consulta. El impacto social es grande y, por razones obvias, se trata de una disfunción que afecta a la calidad de vida.
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