No se podrá hablar de cambio en la estructura sociopolítica y económica de Oriente Próximo y norte de África mientras no se logre crear las condiciones necesarias para que las mujeres puedan acceder a sus derechos y a una ciudadanía plena. Un reto largamente buscado.
Los movimientos democráticos en la región MENA (Oriente Próximo y el norte de África) rebosaban optimismo ante la posibilidad de una mayor inclusión y voz para todos. Las mujeres lucharon por el cambio codo a codo y hombro con hombro con los hombres, se enfrentaron a las mismas balas y porras que ellos, y sus blogs y publicaciones de Twitter ayudaron a difundir el mensaje por todos los rincones del mundo. Sin embargo, en pocos días, las altas esferas de poder donde se toman las decisiones sobre el futuro de estos países y sociedades parecían sorprendentemente dominadas por los hombres.
Las democracias no consisten solamente en urnas, discursos grandilocuentes y partidos políticos. En última instancia, las democracias consisten en compartir el poder entre los ciudadanos, y en reflejar la voluntad del pueblo transfiriendo pacíficamente el poder de un grupo a otro. Este proceso se basa en la inclusión de todos los ciudadanos, se trata de compartir el poder. Pero ¿servirán la voluntad ciudadana y el incipiente poder del pueblo como preludio de un mayor respeto hacia la posición de las mujeres en la sociedad, la igualdad de género y el empoderamiento (empowerment) de las mujeres?...
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