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Resumen de Tonality as Law, Contravention, Performativity

Arved Ashby

  • español

    A lo largo de su historia, la tonalidad ha sido descrita en términos de ley. Sin embargo, la tonalidad representa la negociación de una identidad individual que el compositor hace dentro del mundo socializado de relaciones de sonidos, por lo cual ésta ha obtenido cada vez más una cualidad performativa a lo largo del siglo veinte. Con este cambio, los compositores de música de concierto se ven obligados a re-articular la antigua pregunta: ¿qué tipo de relación se evidencia en la música de concierto de la tradición occidental entre el orden individual y el orden social? La tonalidad es casi infinitamente particularizada; sin embargo podríamos ir más allá al plantear que la música tonal es constituida en el acto de su descripción: al describir un sub-tipo de composición tonal, al nombrar su sistema particular de contravenciones a la �ley tonal�, estamos conformando ese sub-tipo. En pocas palabras, la tonalidad es performativa en el sentido tanto de J.L. Austin como de Judith Butler. Las diferencias entre normatividad y performatividad se resumen en la relación de lo individual con lo general: si la ley supone sujetos dóciles la teoría performativa, asume una cierta forma de falla individual, una forma esencial y definitoria de indocilidad. Los teóricos legales justifican una concepción normativa de la ley que en turno justifica decisiones legales específicas; la performatividad, por otro lado, excluye el tipo de estructuras de poder que permiten perpetuar ese tipo de dualismos. Al analizar estos aspectos del discurso tonal llegamos a la teoría tonal misma y a la pregunta de lo que ese término músico-analítico puede significar. Al final encontramos que la tonalidad se parece a la ley sólo en un sentido dialéctico o foucoultiano, con principios que obtienen significado cuando hay una desviación de ese principio: son las contravenciones las que definen la regla.

  • English

    Through much of its history, tonality has been described in terms of law. And yet it represents the composer�s negotiation of an individual identity within the socialized world of pitch relations, and as such took on more and more of a performative aspect across the twentieth century. With this shift, composers of art music readdressed the basic question: what kind of relation between the individual and the larger social order does art music demonstrate? Tonality is almost infinitely particularized, but we can go even further to say that tonal music is constituted in the act of its description: to describe a sub-type of tonal composition, to name its particular system of contraventions against tonal �law,� is to comprise that sub-type. Tonality, in short, is a performative in both J.L. Austin�s and Judith Butler�s sense. The differences between normativity and performativity boil down to the relation of the individual to the general: if the law presumes compliant subjects, performative theory assumes a certain manner of individual failure, an essential and defining form of noncompliance. Legal theorists justify a normative conception of the law that will in turn justify specific legal decisions; performativity, on the other hand, precludes the kind of power structure that allows and perpetuates such dualisms. In looking into these aspects of tonal discourse, we arrive at the subject of tonal theory itself and the question of what that music-analytic term might actually mean. We find in the end that tonality resembles law only in a dialectical or Foucauldian sense, with principles given their significance by deviation from said principles: it is the contraventions that define the rule.


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