En un tiempo dominado por la guerra y la religión, surgieron las primeras órdenes militares. Sus integrantes eran al mismpo tiempo monjes y guerreros, gente valiente capaz de dar su vida por unos ideales y que se convirtieron también en los mejores soldados de élite de Europa. Unas cualidades que despertaron en un principio la admiración de los diferentes reinos cristianos europeos, hasta que el miedo a su inmenso poder propició su persecución y posterior desaparición.
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