Hasta hace relativamente poco tiempo, Camboya estaba fuera del alcance de los viajeros: entre 1975 y 1979, debido al cruento régimen de Pol Pot –responsable entre otras cosas del exterminio de la cuarta parte de la población camboyana-, y más tarde, hasta finales de los 90, porque los jemeres rojos controlaban aún grandes extensiones de territorio. Sin embargo, desde entonces la economía de Camboya ha crecido sin parar y el turismo, precisamente, ha sido un motor clave: ahora, más de dos millones de turistas visitan cada año el país, atraídos sobre todo por los famosos templos de Angkor. Pero también hay en esas tierras mucha naturaleza y aves de las que disfrutar, tal y como muestra el autor en esta crónica de viaje, a raíz del periplo realizado en marzo con otros dos grandes “pajareros”, Josep del Hoyo y Jordi Sargatal
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