En diversos países europeos, entre los que se encuentra España, las actividades de lucha han ido desapareciendo de los programas de educación física a consecuencia de creencias erróneas. En este artículo analizaremos los factores de dicha desaparición fundamentándonos en una crítica a los argumentos más significativos: la masculinización de la lucha, el supuesto fomento de la agresividad y la deficiente preparación del profesional. Asimismo, desde una perspectiva pedagógica y siguiendo las premisas de los currículos de la educación formal obligatoria, defenderemos la importancia que tiene la inclusión de estos contenidos en una educación física que fomente la autonomía y la autoestima a partir del trabajo agonístico corporal que ofrece la lucha.
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