Después de leer esta sentencia, quienes sufrimos un desgaste personal y profesional importante asumiendo nuestras responsabilidades como funcionarios públicos al servicio de la Justicia, vemos algo más retribuido nuestro esfuerzo, por cuanto el objetivo último que entonces se perseguía, que no era otro que las conductas más graves no quedaran impunes y que se restituyeran los perjuicios causados al erario público, empieza a materializarse.
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