El fomento del interés de los estudiantes por la Química sigue siendo un desafío para los maestros, educadores y científicos. El presente artículo ofrece dos ejemplos metodológicos dirigidos a la consecución de dicho objetivo: en primer lugar, la enseñanza y el aprendizaje contextualizados como método de enseñanza en el aula y como herramienta de formulación del currículo; en segundo lugar, las actividades en las que los estudiantes se constituyen en presentadores de la Química, lo cual les permite demostrar su talento frente a otras personas fuera del aula.
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