El cambio de valores ocurrido en Alemania desde 1989 ha dado lugar a una sociedad más segura de sí misma. El auge del movimiento verde refleja la vuelta a las raíces más románticas. La agenda política también es verde y ha marcado para 2022 el �apagón� nuclear.
De repente, todo en Alemania es verde: Los Verdes rebasan al Partido Socialdemócrata (SPD) en las encuestas y se acercan a la Unión Cristianodemócrata (CDU), que sueña con deshacerse de sus socios del Partido Liberal (FDP) para pactar con aquellos. Es verde el nuevo ministro-presidente de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann, después de 58 años de gobiernos democristianos. Rivalizan por serlo los partidos de la coalición federal: tras el accidente de Fukushima y el suyo electoral en Renania del Norte, Hamburgo y Baden-Württemberg, han desconectado siete centrales nucleares y preparan el definitivo apagón nuclear para 2022. Todo será verde, como la agricultura, la alimentación y hasta los coches: van a invertir miles de millones en hacer viables los eléctricos.
Los cabezas de los tres partidos principales �Angela Merkel, Sigmar Gabriel y Jürgen Trittin� han sido antes ministros de Medio Ambiente. Una encuesta de Dein Spiegel (la edición mensual para niños de la conocida revista de Hamburgo) revela que el 46 por cien de los niños alemanes votaría a Los Verdes. Alemania, el mayor exportador de máquinas, coches y herramientas, va a cambiar radicalmente el suministro energético de su sistema industrial para convertirse en el campeón de la energía (y, por cierto, la tecnología) verde, en el �gigante verde�. Entretanto, cambian con rapidez vertiginosa el panorama político, el sistema de partidos, el de valores, para volver, en cierto modo, a las raíces románticas, al gran bosque germánico...
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