En la actualidad, Japón está experimentando una sólida recuperación económica sostenida por la demanda interna privada, a pesar de la ralentización de las exportaciones y los efectos negativos de las subidas del precio del petróleo. La deflación ha bajado y hay perspectivas de expansión continuada a corto plazo, gracias a la inversión empresarial en activos fijos y la recuperación del gasto de los consumidores.
El artículo concluye que es necesario acelerar la consolidación fiscal y llevar a cabo un amplio abanico de reformas estructurales para impulsar el crecimiento potencial frente al rápido envejecimiento de la población.
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