La práctica deportiva y de ocio contribuye a promover modos de vida saludable, pero el desarrollo de estas actividades puede generar problemas cutáneos que son motivos habituales de consulta. La piel del deportista está expuesta a múltiples factores que pueden condicionar la aparición de procesos dermatológicos; algunos presentan unas características clínicas específicas derivadas de la modalidad del deporte practicada o del uso de determinadas ropas o accesorios deportivos (1).
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