Cuando se tienen diferentes expectativas acerca del distinto comportamiento entre mujeres y hombres se crean sexualidades jerarquizadas y se discrimina a quien no encaja en los cánones normativos. El colectivo docente debe garantizar que esto no suceda en las aulas. El primer paso para conseguirlo es reconocer la importancia de la sexualidad, desafiar las desigualdades de género y emplear un discurso crítico con los estereotipos.
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