Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Nazismo y deporte. Los juegos olímpicos de Berlín, en 1936

  • Autores: Luis Vicente Solar Cubillas
  • Localización: Citius, altius, fortius: humanismo, sociedad y deporte: investigaciones y ensayos, ISSN 1888-6744, Vol. 4, Nº. 1, 2011, págs. 73-106
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • español

      La toma del poder de Hitler, en Enero de 1933, coincidió en el tiempo con el nombramiento del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Berlín - 36. Esos Juegos habían sido concedidos a la capital de Alemania dos años antes, en 1931.

      Movimientos y partidos comunistas y socialistas de todo el mundo solicitaron al CIO, el revocamiento de la decisión de conceder a Berlín la organización de los Juegos de la XI Olimpiada. Pero sobre todo, los poderosos y organizados movimientos semitas norteamericanos, ejercieron una importante presión para cambiar de sede olímpica, en principio y para boicotear los Juegos después.

      Hitler y su gobierno desinteresados inicialmente por el deporte, no tardaron en darse cuenta del poder propagandístico mundial que otorgaba un acontecimiento de carácter tan universal como los Juegos Olímpicos, y no regatearon esfuerzos, ni económicos, ni diplomáticos para realizar una gran fiesta olímpica.

      Finalmente los Juegos se celebraron con todo lujo de alardes técnicos e innovaciones simbólicas, que sin embargo no pudieron ocultar ni la sed de poder nazi ni las miserias del racismo.

    • English

      Hitler's rise to power in January 1933, coincided with the appointment of the Organizing Committee of Olympic Games in Berlin - 36. These Games had been awarded to the German capital two years earlier, in 1931.

      Socialist and communist parties and movements around the world asked the IOC to revoke the decision to grant the organization of the Berlin Games of the XI Olympiad. But above all, powerful and organized American Semitic movements exerted considerable pressure to change the Olympic host, on principle, and later to boycott the Games altogether.

      Hitler and his government were initially uninterested in sport, though they soon realized the global propaganda power conferred by an occurrence as universal as the Olympics, and spared no effort, neither economic nor diplomatic, to produce a grand Olympic festival.

      Finally, the Games were held with great displays of technical prowess and symbolic innovations, yet they could not hide the Nazi's thirst for power nor the misery of Nazi racism


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus

Opciones de compartir

Opciones de entorno