La Haute-Vienne acogió en febrero de 1939 a más de 2.700 civiles españoles refugiados en Francia. Se trata de un departamento esencialmente rural, excepto la capital, conocida por su tradición obrera muy fuerte. Esta tierra fue bastante hospitalaria para los españoles, a pesar de los ataques de la prensa de derecha, entreteniendo el mito del �rojo� español. Entonces, los refugiados fueron objeto de una estricta vigilancia por parte del Estado francés (gobierno Daladier). Se impidió todo tipo de contacto entre los comunistas españoles y franceses, en un contexto de repatriaciones, a veces forzadas, hacia la España franquista. En este artículo, me propongo presentar algunos casos de represión contra los españoles y contra los comunistas, a partir de informes policiales o prefectorales de la Haute-Vienne.
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