A pesar del cambio de actitud de Ortega y Gasset con el romanticismo, con el que evoluciona de una actitud beligerante en los primeros años a un reconocimiento de su anticipación en la percepción de una sensibilidad vital, con el arte romántico (en sí mismo) su posición será siempre crítica, porque a partir del postulado básico de su estética, la autonomía del arte (que desarrolla principalmente en su teoría de la novela), lo convierte en la antítesis que necesita (como arte no autónomo) para exponer �por oposición- su interpretación del arte de vanguardias que, como autónomo, acepta.
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