El artículo presenta, a partir de los casos de estudio de las esculturas de Bolívar en la Plaza de Bolívar de Bogotá y del Pibe Valderrama en Santa Marta, el problema actual de las esculturas en espacio público, en un momento en que los conceptos de monumento y de patrimonio ya no pueden ser equiparables. Se aborda la relación de este tipo de bienes con respecto a las formas de producción y a la memoria autoritaria que se expresa a través de ellos, explorando las implicaciones y contradicciones que se generan cuando los monumentos se tratan de emplear formalmente como representación de lo popular.
Así mismo, se exponen algunas consideraciones frente al papel que juega este tipo de objetos en la construcción del espacio público como escenario de expresión del poder. Se presenta una reflexión en torno al futuro de este tipo de manifestaciones y a las dificultades y desafíos que plantea su conservación.
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