El modelo de desarrollo que ha primado en las ciudades españolas tiene una configuración espacial que obliga a un notable consumo de recursos de suelo, agua, materiales y energía. Además, tiene como consecuencia una gran producción de residuos sólidos, líquidos y gaseosos, muchos de ellos contaminantes. Para invertir este modelo consumista, tan poco eficiente y tan depredador de los recursos naturales, es necesaria una regereración urbana que contemple modos de vida más sostenibles, social, económica y ambientalmente.
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