Este artículo analiza la regla de superávit estructural chilena frente a los shocks al precio del cobre. Se obtienen dos resultados: primero, la actual regla fiscal funciona bien si la autoridad (i) premia por evitar una volatilidad excesiva de los instrumentos fiscales, y (ii) asigna una ponderación relativamente baja a la volatilidad del producto relativa a su función objetivo. Una regla fiscal contracíclica más agresiva puede reducir la volatilidad del producto, pero al costo de una volatilidad inflacionaria algo mayor y un instrumento mucho más volátil. El ránking de instrumentos entre gasto de gobierno e impuesto a la renta laboral depende principalmente de cuánta volatilidad tolera la autoridad para el instrumento escogido. El segundo resultado es que, dado su stock de activos de gobierno de entonces, la adopción de una meta de superávit fiscal de 0.5% a partir del 2008 era deseable porque la anterior meta de 1% habría demandado acumular más activos, algo que solo se habría podido lograr al costo de una mayor volatilidad de los instrumentos fiscales y, por lo tanto, de las variables macroeconómicas
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