La autora se aborda la forma de interrelacionarse de los habitantes de Cuernavaca, a partir de los años ochenta, en donde se descentralizaron algunas instituciones como Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) o el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Esto supuso la construcción de nuevas instalaciones, sin embargo, no se dotó a la ciudad para recibir el nuevo volumen de población. Las urbanizaciones cerradas tuvieron repercusiones, como el impedimento del contacto, la reducción del espacio público y la fragmentación socioterritorial de la ciudad. Esto se demuestra con el estudio de algunos casos como el del Club de Golf Tabachines o el que representa el uso habitacional y las viviendas residenciales de Cuernavaca. Parece que la tendencia urbana es la privatización del espacio como las urbanizaciones cerradas, fraccionamientos o conjuntos residenciales. Esto da como resultado el rompimiento del tejido urbano gracias al levantamiento de muros y el impedimento del libre tránsito por las calles, lo que pone en jaque a la ciudad pública y a la diversidad de individuos.
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