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Resumen de Montañas de residuos electrónicos

Marta Molina, David de San Benito

  • Los equipos electrónicos obsoletos se están convirtiendo en una de las corrientes más significativas de residuos, tanto por cantidad como por toxicidad. Estos residuos están formados por una mezcla compleja de materiales, entre las que se incluyen sustancias potencialmente peligrosas. Entre estos residuos podemos encontrar televisores, vídeos, batidoras, lavadoras, ordenadores, teléfonos móviles y un montón más de objetos cotidianos en nuestra vida, con distinta composición, peso y tamaño. Se suele hablar de línea blanca en referencia a electrodomésticos como frigoríficos, lavavajillas y lavadoras, línea marrón al referirnos a televisores, radios o vídeos y línea gris para los equipos relacionados con las tecnologías de la información o las telecomunicaciones, tales como ordenadores o teléfonos. Les une a todos que necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos para funcionar. En este artículo nos centraremos principalmente en la línea gris y sobre todo en sus residuos. Los residuos electrónicos son un problema ambiental, de contaminación y uso ineficiente de recursos. Se acumulan en vertederos, mezclados con basuras urbanas o son incinerados sin tratamiento previo. Otros muchos son exportados a países en desarrollo con pocas posibilidades para darles un tratamiento adecuado, y acaban siendo desmontados en condiciones poco seguras para la salud y el medio.

    Además, el periodo de vida útil de los equipos es cada vez más reducido, motivado por los cambios tecnológicos y las ofertas del sector. Este hecho contribuye al crecimiento año tras año de este tipo de residuos y supone un uso muy poco sostenible de los recursos naturales. También contribuye negativamente al cambio climático, ya que el principal efecto de los equipos electrónicos en el consumo energético hay que buscarlo habitualmente en su fabricación, más que en el consumo en su vida útil. Adicionalmente, cualquier gestión de los residuos supone un nuevo consumo de recursos y energía. Las medidas para alargar el periodo de uso de los equipos, su reutilización y la eliminación de tóxicos en su composición pueden contribuir a reducir su impacto en el entorno. Equipos obsoletos de usuarios de países desarrollados pueden usarse en programas de ayuda al desarrollo de zonas más desfavorecidas. Pero lamentablemente, la exportación de equipos con fines sociales se usa a veces para evitar las limitaciones al movimiento transfronterizo de residuos, que no aplican igual al movimiento de productos de segunda mano.

    Las nuevas normativas que han surgido en los últimos años en algunos países trasladan la responsabilidad de los residuos al productor de los equipos (fabricante, distribuidor o exportador), les impone limitaciones al uso de ciertas sustancias peligrosas en su composición, porcentajes mínimos de reciclado y restringen su traslado a países pobres. Como en muchas otras cuestiones, protección del entorno y desarrollo social tienen correlaciones significativas. Por una parte, los países menos desarrollados se ven afectados como importadores de residuos, y por otra, como exportadores de equipos o de partes de ellos, deben hacer frente a las restricciones impuestas para la incorporación dentro de los equipos de ciertas sustancias peligrosas.


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