Resumen de A cielo abierto: México
Las ruinas aztecas y la arquitectura de la colonización española ocupan simultáneamente el mismo espacio en las plazas de México D.F. que los rascacielos o los murales revolucionarios de Diego Rivera. Un enorme museo, al aire libre, que muestra las joyas de la cultura precolombina, colonial y moderna.
La capital de México está a más de 2.200 metros de altura, en el centro del país y en el sur del valle que lleva su nombre. Construida sobre una laguna desecada, ha sido habitada desde hace cien siglos, demostrando que ese lugar fue elegido por el destino para acumular capas de historia, hasta convertirse en la ciudad más apasionante del país. Nadie sabe cuántas personas viven en México Distrito Federal, pero hace tiempo que superaron los 20 millones de habitantes. Con más población que Australia, también acumula dentro de los límites de la ciudad más arte y cultura que aquel continente, porque guarda joyas de arte y arqueología de la historia de México y se ha convertido en capital artística de una nación que posee una poderosa capacidad creativa. Los tres grandes períodos de la historia del país están concentrados en México D. F. Las culturas prehispánicas ya se habían asentado en ese lugar, en el que los españoles instalaron su centro de poder para controlar el territorio. Desde allí, los gobiernos criollos afrontaron revoluciones y rebeliones populares y en los barrios del sur se asentaron los grandes artistas revolucionarios de principios del siglo XX, con la esperanza de que los cambios que transformaban Europa y Asia llegaran hasta la población indígena de México. A estos tres períodos pertenecen las obras de arte de mayor interés que se pueden ver en la capital, densa en patrimonio y cultura y al mismo tiempo vital y creativa. Enrique Domínguez Uceta recorre México D.F. en su arquitectura y espacios públicos, tanto como en los museos, que son los mejores del país.
