La legislación española en materia medioambiental exige un esfuerzo importante a las empresas, tanto técnico como económico, esfuerzo que se ve intensificado por el momento de crisis que estamos atravesando; sin embargo, también hay que tener en cuenta su lado positivo, puesto que las medidas técnicas que se deben aplicar para su cumplimiento suponen sin duda una oportunidad de mejora que se debe aprovechar, a pesar de la posibilidad de que algunas de las empresas menos competitivas y peor gestionadas desde el punto de vista medioambiental, tengan que llevar a cabo importantes inversiones que tal vez no puedan asumir.
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