El crecimiento de una economía está determinado por la capacidad de acumulación de factores de producción, esto es, por la inversión productiva y por el aumento del empleo, y por la productividad de los factores. Puesto que la acumulación de factores tiene un límite físico, al menos a largo plazo, la única fuente de crecimiento económico y, por tanto, del aumento del nivel de vida de la población termina siendo el aumento de la productividad de dichos factores. El crecimiento de la economía española en los últimos quince años se ha caracterizado por un aumento muy moderado de la productividad del trabajo (PT) y un práctico estancamiento de la productividad total de los factores (PTF), lo que indica unas expectativas negativas de crecimiento y de bienestar a largo plazo.
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