2010 ha sido un año de recuperación a nivel global, pero en el caso de la economía española la salida de la crisis está siendo más lenta y dubitativa. Las políticas fiscales expansivas de la primera mitad del ejercicio impulsaron la demanda interna, lo que tuvo un efecto positivo sobre la actividad de las empresas. Sin embargo, la desaparición de las medias de estímulo, la elevada tasa de paro y la necesidad de ajustar el desequilibrio de las cuentas públicas están siendo un lastre para la recuperación. De momento, las empresas que están evolucionando más favorablemente son aquellas que pueden aprovechar la recuperación de los mercados exteriores, mientras que otros sectores siguen sumidos en una profunda recesión.
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