Se dan a conocer las aportaciones, en el primer tercio del siglo XX, de cinco mujeres mallorquinas en el campo de la renovación educativa de la Isla. Cuatro de ellas se dedicaron a la educación formal en escuelas públicas (Paula Cañellas, Rosa Estarás, Francesca Catany i Margarida Bordoy), mientras que Maria Mayol desarrolló su tarea mediante programas de educación no formal. En conjunto su aportaciones más importates fueron: introducir las colonias escolares femeninas (en 1904), aplicar por primera vez el método Montessori en Mallorca (1914), desarrollar una pedagogía adaptada a los principios de la Institución Libre de Enseñanza, aportar el sentido educativo de la lectura y el teatro, posibilitar la figura de la intelectual femenina i colaborar con las tareas formativas con la inspección de enseñanza.
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