Todo el mundo está de acuerdo en que el uso de productos químicos y ondas electromagnéticas ha supuesto una mejora de nuestras condiciones de vida (limpieza, desinfección, plaguicidas, alimentos, marroquinería, construcción, telefonía, informática y un largo etcétera). Pero también ha supuesto un incremento del riesgo para nuestra salud, a causa de las propiedades tóxicas, nocivas, corrosivas, irritantes o sensibilizadotas de algunas sustancias, y al ser utilizadas de manera inconsciente, por codicia de algunos emprendedores o por la afición de algunos consumidores a querer ahorrar sin importarles las consecuencias negativas para la salud. Es necesario reflexionar sobre la relación entre los agentes químicos y físicos del entorno y la salud de las personas, así como sobre la importancia de la sostenibilidad para mantener un equilibrio saludable.
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