No ha podido, ciertamente, precisarse cuál fue la primera vez en que la pólvora se empleó como agente propulsor de un proyectil de artillería, ni dónde tuvo lugar el hecho; no obstante, y dentro de la ambigüedad en que los estudiosos del tema se ven obligados a moverse a causa de la imprecisa terminología de los documentos medievales, parece consolidarse la corriente que apunta a los árabes españoles como primeros en emplear contra una fortificación las tales piezas artilleras.
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