Abir-Am ha criticado la visión estándar de que la Fundación Rockefeller (FR) jugó un papel central en el surgimiento de la biología molecular durante la década de 1960. En su opinión, la FR aceleró la molecularización de las ciencias de la vida, pero no intervino de manera directa en el surgimiento de la biología molecular como disciplina. Aquí sostengo que esta crítica tiene consecuencias mayores a las que sospechó su autora y muestro que la tesis de la centralidad de la FR en el desarrollo de la biología molecular no se puede desmantelar sin alterar también la visión de la biología molecular como una disciplina orientada a la resolución de problemas predefinidos.
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