Admirada y vilipendiada (no siempre a partes iguales), la cabellera femenina ha sido sinónimo de seducción, pero con frecuencia también de supeditación. Para las mentes biempensantes, no hay nada más 'tentador' que una larga melena al viento.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados