Los dos primeros dieceseisílabos de «Muerto yaze Durandarte» han sido copiados en un códice quinientista, hoy custodiado en la Biblioteca Nacional, por una mano no muy posterior; conocemos, así, una nueva y fragmentaria versión de un romance que alcanzó enorme éxito en el siglo XVI (son muchos los testimonios que de él conservamos). En esta probatio calami no se halla el motivo de la «verde aya», algo más tardío: quien traza los versos recupera de su memoria un texto que le llega a través de la tradición oral y que resulta cercano a la primitiva versión, ajena a aquel motivo.
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